96. Un dolor abrumador, pero sin abrumarse por el dolor
Luang Pu estaba enfermo de gravedad en el Hospital de Chulalongkorn. En la noche del decimoséptimo día de su estancia, se encontraba muy fatigado, al grado de que los doctores tuvieron que suministrarle oxígeno. Ya entrada la noche, después de las doce, un monje famoso llegó acompañado de un gran séquito para presentar sus respetos. Al ver que era una ocasión especial, los dejé entrar en la habitación de Luang Pu. Luang Pu permaneció recostado sobre su lado derecho, con los ojos cerrados, durante toda la visita. Cuando el monje y sus seguidores se hubieron postrado delante de Luang Pu, el monje se inclinó hacia él y le habló directamente al oído: «Luang Pu, ¿todavía tiene sensaciones de dolor?».
Luang Pu respondió:
«Las sensaciones y el cuerpo todavía existen de acuerdo a su naturaleza, pero de ninguna manera participo de estas sensaciones».