97. Un atajo seguro
El 20 de enero de 1973, justo antes de que Luang Pu saliera del Hospital de Chulalongkorn, sus estudiantes decidieron hacer una donación a la sangha (saṅghadāna) para dedicar el mérito a las generaciones pasadas que construyeron el hospital, y que ya habían fallecido.
Cuando la ceremonia finalizó, un grupo de doctores y enfermeras fue a presentar sus respetos a Luang Pu y le expresó su felicidad por su recuperación. De manera amigable le dijeron: «Su salud es aún buena y fuerte. Su rostro es brillante, como si no se hubiera enfermado. Seguramente, este es el fruto de sus fuertes poderes de concentración. Nosotros no tenemos mucho tiempo libre para practicar concentración. ¿Hay algún método que sea simple y rápido?».
Luang Pu respondió:
«Siempre que tengan tiempo, úsenlo para practicar. Entrenar la mente, examinar la mente, ése es el método más rápido y directo de todos».