41. Está bien, pero…

Hoy en día hay muchos meditadores que se emocionan con los nuevos maestros o con los nuevos centros de meditación. Así como los fanáticos de la lotería quedan deslumbrados con los monjes que predicen los números de la lotería, o los entusiastas de los amuletos se deleitan con los monjes que hacen amuletos poderosos, de la misma manera, los entusiastas de vipassanā se encandilan con los maestros de vipassanā. Muchas de estas personas, cuando siguen a un maestro en particular, adulan a ese maestro delante de los demás e intentan persuadirlos para que compartan su opinión y respeto hacia él. Especialmente ahora que hay oradores famosos que graban sus discursos y los venden por todo el país. Una vez una mujer trajo muchas grabaciones de un predicador famoso para que Luang Pu las oyera, pero Luang Pu no las escuchó. En parte se debía a que, desde el día en que nació, nunca había tenido una radio ni un reproductor de casettes,y si hubiera tenido uno, no habría sabido cómo hacerlo funcionar.Un tiempo después, alguien trajo un reproductor de cassettes y puso muchas de estas grabaciones para que Luang Pu las escuchara. Después esta persona le preguntó qué pensaba. Luang Pu dijo:

«Está bien. Tiene una bella manera de expresarse, y un vocabulario amplio, pero no pude encontrar nada de sustancia en sus palabras. Cada vez que escuchas, debieras ser capaz de obtener el sabor del estudio, la práctica y el entendimiento. Es entonces cuando hay sustancia».