37. Los que no cometen faltas por medio del habla
El 21 de febrero de 1983, cuando Luang Pu estaba seriamente enfermo e internado en el hospital de Chulalongkorn en Bangkok, Luang Pu Saam Akiñcano vino a visitarlo a su habitación. En ese momento Luang Pu estaba descansando. Luang Pu Saam se sentó cerca de él y levantó sus manos en señal de respeto. Luang Pu respondió alzando sus manos en señal de respeto. Entonces ambos se sentaron, totalmente erguidos, durante largo tiempo. Finalmente, después de un tiempo muy largo, Luang Pu Saam levantó sus manos en señal de respeto y dijo: «Paso a retirarme».
«De acuerdo», respondió Luang Pu.
Durante aquellas dos horas, esas fueron las únicas palabras que les oí decir. Cuando Luang Pu Saam partió, no pude evitar preguntarle a Luang Pu: «Luang Pu, Saam vino y se sentó durante un buen rato, ¿por qué no le dijo nada?».
Luang Pu respondió:
« Aquello está hecho, así que no hay necesidad de decir nada más».