26. Este no era su propósito
El 8 de mayo de 1979, un grupo de diez o más oficiales del ejército acudieron, ya tarde, a presentar sus respetos a Luang Pu antes de dirigirse a Bangkok. Dos de los miembros del grupo tenían el rango de teniente general. Tras conversar una rato con Luang Pu, los miembros del grupo se quitaron los amuletos que llevaban colgados al cuello y los pusieron en una bandeja para que Luang Pu los bendijera con el poder de su concentración. Él los tomó y después se los devolvió. Uno de los generales le preguntó. «He escuchado que usted ha hecho muchos juegos de amuletos. ¿Cuáles son los más famosos?».
Luang Pu respondió:
«Ninguno es famoso».