65. Memorias enterradas

Una vez, cuando Luang Pu estaba en el monasterio del bosque de Yothaaprasit, un gran número de monjes y novicios vino para presentarle sus respetos. Después de haber escuchado sus enseñanzas, Luang Taa Ploi—que se había ordenado ya siendo mayor pero era medido en su práctica—, le dijo a Luang Pu: «Hace mucho tiempo desde que me ordené , pero aún no puedo cortar mis apegos con el pasado. No importa cuán firme asiente mi mente en el presente, encuentro lagunas en mi atención y sigo recayendo. ¿Podría darme algún método para detener este tipo de cosas?».

Luang Pu respondió:

«No permitas que la mente corra tras los objetos externos. Si tu sati tiene lagunas, retraela de inmediato en cuanto te des cuenta. No dejes que persiga objetos mentales aunque parezcan beneficiosas o perjudiciales, placenteros o dolorosos. No te pongas a su nivel, pero tampoco utilices la fuerza para deshacerte de ellos».