46. Cuando la mente se resiste a calmarse

Al practicar la concentración, no hay manera de que todo el mundo pueda progresar a la misma velocidad. Unos logran resultados rápidos y otros logran resultados lentos. Incluso hay personas que nunca parecen probar ni un sorbo de quietud. Aún así, no deben desanimarse. El acto de hacer un esfuerzo en el campo del corazón es en sí mismo, una forma superior de mérito y habilidad que el acto de dar ofrendas u observar los preceptos. Muchos estudiantes de Luang Pu le preguntaban: «He intentado practicar la concentración por mucho tiempo, pero mi mente no se ha aquietado nunca; sigue vagando hacia afuera. ¿Hay otro modo en el que pueda practicar?»

A veces Luang Pu recomendaba este otro método:

«Cuando la mente no está tranquila, por lo menos puedes tratar de asegurarte de que no se vaya lejos. Utiliza tu sati para permanecer atento únicamente a tu cuerpo; procura verlo como inconstante, estresante y como no-yo. Percíbelo como no atractivo, flato por completo de sustancia. Cuando la mente ve con claridad de esta manera, surge una sensación de consternación, desencanto, y pérdida de desapasión. Esto también puede atravesar los agregados del enganchamiento-».